Todos los bebés y niños pequeños muestran comportamientos desafiantes y difíciles de manejar, e incluso algunos lo hacen la mayor parte del tiempo. Según las investigaciones sobre el temperamento, aproximadamente el 10% de los niños se encuentran dentro de la categoría de «difícil o desafiante». Estos niños, de manera constante, tienden a ser altamente reactivos, impredecibles, emocionales e inflexibles, y frecuentemente muestran un estado de ánimo negativo. Cuando son bebés, a menudo son quisquillosos y se resisten a las rutinas de comer y dormir. Por su parte, como niños pequeños, los comportamientos comunes que conocemos, como las rabietas, pueden ser especialmente intensas y prolongadas.
Fortalezas de un temperamento desafiante
Debido a que la crianza o el cuidado de un niño con un temperamento desafiante puede ser abrumadora, también llega a ser difícil concentrarse en las fortalezas de este tipo de carácter. Esta es una de las cosas más importantes que puedes hacer, pues los niños con temperamentos desafiantes pueden aprender a usar sus actitudes y su comportamiento natural de manera positiva. De hecho, las investigaciones muestran que los niños con temperamentos desafiantes son especialmente receptivos a los estilos de paternidad. Cuando reciben un estilo de crianza democrático pero positivo (más sobre este punto a continuación), tienden a responder mejor a nivel cognitivo, académico y social, en comparación con los niños de temperamentos fáciles.
Cómo apoyar a un niño con temperamento desafiante
En este artículo hablamos de lo fundamental que es aceptar a tu niño por lo que es. Si bien no puedes cambiar su temperamento, sí puedes ayudarlo a manejar los desafíos relacionados con su carácter y comportamiento.
Estas son algunas claves para apoyar a un niño con temperamento desafiante:
- Utiliza la crianza democrática y positiva — La investigación sobre los estilos de paternidad muestra que un enfoque democrático y positivo ayuda a los niños a prosperar en todas las áreas de la vida. Debido a que los pequeños con temperamentos desafiantes son más sensibles y receptivos a los estilos de paternidad, es especialmente importante evitar estilos de crianza que se centren demasiado en las reglas mientras descuidan la conexión emocional. Equilibrar el establecimiento de límites con la sensibilidad es importante para cada niño, pero especialmente para aquellos con temperamentos desafiantes. Es probable que el uso de tácticas estrictas y frías sea contraproducente. En lugar de tratar de controlar el comportamiento de tu niño, guíalo. Cuando sientas que es más difícil que tu niño se conecte contigo, es cuando él más lo necesita.
- Elige tus batallas — Los pequeños con un temperamento desafiante pueden hacerte sentir como si estuvieras constantemente disciplinando. Trata de priorizar los comportamientos que más deseas modificar (como la agresión, por ejemplo) y deja de lado los demás, solo en principio. Una vez observes un cambio en tus principales preocupaciones, concéntrate en los comportamientos que quedaron en espera.
- Respira profundo (cuantas veces sea necesario) — El dicho «echarle gasolina al fuego» es apropiado cuando se trata de interactuar con temperamentos desafiantes. Permanecer calmado, neutral y paciente es difícil, pero es importante para tranquilizar a tu niño. Si estás cuidando a un bebé quisquilloso, estos consejos pueden ser útiles.
- Evita las etiquetas negativas — Precisamente por ser desafiante, este temperamento se presta para utilizar etiquetas negativas. Trata de evitar que tú y otras personas usen etiquetas negativas para describir a tu niño y sustitúyelas por descripciones más positivas. En este popular libro, el autor sugiere que describas a tu niño desafiante como enérgico. Otras etiquetas positivas pueden ser: animado, asertivo y persistente. La idea es mantener una perspectiva basada en las fortalezas, que te ayude a ti, a tu niño, y a cualquier otra persona que se preocupe por él, a recordar que él es más que sus desafíos. Ten en cuenta que las etiquetas negativas pueden dañar tu relación con tu pequeño, interferir con la enseñanza de habilidades de comportamiento positivo y, con el tiempo, afectar su autoestima.
El temperamento de tu niño puede ser mucho más desafiante y difícil de llevar que el de otros pequeños, pero con sensibilidad y apoyo durante estos primeros años, el niño puede aprender a manejar su comportamiento y maximizar sus fortalezas.